La sequía provoca un “desastre” para la recolección de aceitunas en España
La persistente sequía y las altas temperaturas han hecho temer un “desastre” olivarero en España, el mayor productor mundial de aceite de oliva, que ha vivido un año 2022 muy complicado.
“Apenas ha llovido desde enero. La tierra está muy seca”, teme Cristóbal Cano, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) en la región sur de Andalucía, el corazón de la industria del aceite de oliva de España.
Cano, propietario de 10 hectáreas de olivos en Alcalá la Real, cerca de Granada, nunca había visto una situación tan alarmante en los 20 años que fue agricultor.
Advirtió: “Si nada cambia drásticamente en las próximas semanas, será un desastre”.
Según la agencia meteorológica AEMET, las lluvias acumuladas desde el 1 de octubre son un 25 por ciento inferiores a lo normal en toda España y un 50 por ciento en la mayor parte de Andalucía, donde los embalses están al 25 por ciento de su capacidad.
La situación empeoró a fines de abril, cuando una ola de calor temprana provocó temperaturas excepcionalmente altas, con el mercurio alcanzando los 38,8 grados centígrados (101,8 grados Fahrenheit) en el sur de España.
“Esto sucedió cuando los olivos estaban en flor”, dice Rafael Picco, director de Asoliva, la Asociación Española de Productores y Exportadores de Aceite de Oliva, quien teme que las flores se sequen.
“Si no hay flores, no hay fruto. Si no hay fruto, no hay aceite”.
– ‘Al borde del colapso’ –
Para España, que normalmente suministra el 50 por ciento del aceite de oliva del mundo y exporta casi 3.000 millones de euros (3.300 millones de dólares) cada año, la situación es aún más preocupante dada la desastrosa producción del sector en 2021-2022.
Las cifras del Ministerio de Agricultura mostraron que también durante esta temporada, la falta de lluvias y las temperaturas extremas provocaron una disminución de la producción de aceite de oliva en un 55 por ciento a 660 mil toneladas, en comparación con 1,48 millones de toneladas en 2021-2022.
La escena se muestra de nuevo este año.
“Mirando las previsiones, parece casi un hecho: va a ser otro año sombrío”, dice Rafael Sánchez de Puerta, presidente de Dcoop, la cooperativa olivarera líder en España.
Si las predicciones resultan correctas, podría ser el final para muchas granjas de olivos.
“Podemos manejar un año difícil”, dice. “Es una parte normal del ciclo de crecimiento. Pero dos años seguidos van a ser un desastre. Muchos de ellos están al borde del colapso”.
Con el costo de la maquinaria, los salarios pagados y los préstamos reembolsados, los agricultores “necesitan liquidez” para mantenerse a flote, dice Pico de Asoliva, y señala que muchos en España viven de la producción de aceite de oliva.
– Precios desbocados –
Para los consumidores, el panorama también es sombrío.
“El precio mundial del aceite de oliva depende mucho de España”, dice Biko.
En los últimos meses, el precio del petróleo se ha disparado.
“A mediados de abril, el aceite de oliva se vendía a 5800 euros (6400 dólares) por tonelada, frente a los 5300 euros de enero”, dice Fanny de Gasquet de Baillon Intercor, una correduría especializada en aceites y grasas.
En enero de 2022 se vendió por 3.500 euros.
Parece que la tendencia alcista continuará.
Y advierte que los olivos jóvenes en Andalucía “no tienen raíces suficientemente desarrolladas para extraer agua” de las profundidades de la tierra, por lo que “habrá pérdidas” que repercutirán en la producción durante los próximos dos o tres años.
A fines de 2022, el gobierno español tomó medidas para reducir el impuesto al valor agregado sobre el aceite de oliva del 10 por ciento al cinco por ciento como parte de un paquete de medidas para ayudar a los consumidores a hacer frente a la alta inflación.
Para ayudar a los agricultores a hacer frente a la sequía, el gobierno redujo el impuesto sobre la renta del sector en un 25 por ciento.
Pero para muchos, eso es muy poco frente a la crisis que se avecina.
“Recortar los impuestos para las personas que casi no tendrán ingresos no les servirá de mucho”, dice Sánchez de Puerta, de Dcoop, y pide medidas más ambiciosas para combatir “una sequía que dura más de lo debido”.
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