Es extraño que las nubes de Neptuno hayan sido formadas por el sol.
Hasta donde está, orbitando a casi 3 millones de millas del sol, sabemos mucho sobre la atmósfera y las condiciones climáticas en Neptuno. Se han observado tormentas dramáticas allí, incluso por la nave espacial Voyager 2 que pasó en la década de 1980, que vio manchas oscuras rodeadas de nubes blancas de metano congelado. Sin embargo, los astrónomos ahora se enfrentan a un misterio sobre estas tormentas y por qué parecen ir y venir con el tiempo.
Recientemente, los investigadores han utilizado el Hubble y otros telescopios para observar las nubes de Neptuno para investigar un misterio: por qué a veces el planeta tiene abundantes nubes en su atmósfera y otras veces casi ninguna. En 2019, el nivel de retiros disminuyó significativamente y no está claro por qué.
“Incluso ahora, cuatro años después, las imágenes más recientes que tomamos en junio pasado todavía muestran que las nubes no han regresado a sus niveles anteriores”, dijo el investigador principal Irandi Chavez del Centro de Astrofísica. Smithsonian de Harvard en un declaración. “Esto es muy emocionante e inesperado, especialmente porque el período anterior a Neptuno de actividad de nubes bajas no fue tan emocionante ni largo”.
El equipo encontró un vínculo entre la cantidad de nubes y el ciclo solar, que es un patrón de actividad de 11 años que experimenta el sol. En ciertos momentos, la cantidad de manchas solares y destellos del sol aumenta, enviando más radiación ultravioleta (UV) al sistema solar. Esta radiación parece afectar las nubes de Neptuno, ya que la investigación muestra que, con más de 30 años de datos, hay más nubes dos años después del pico del ciclo solar. Los investigadores creen que este retraso de dos años se debe a procesos químicos que comienzan en la atmósfera del planeta y necesitan tiempo para que se formen las nubes.
“Estos datos impresionantes nos brindan la evidencia más sólida hasta el momento de que la capa de nubes de Neptuno está relacionada con el ciclo solar”, dijo el investigador principal Imke de Pater. “Nuestros hallazgos respaldan la teoría de que la radiación ultravioleta del sol, cuando es lo suficientemente fuerte, puede desencadenar una reacción fotoquímica que produce las nubes de Neptuno”.
Los investigadores quieren continuar rastreando la actividad de las nubes en el planeta para comprender cómo el sol afecta las nubes y si las nubes volverán a emerger de sus niveles más bajos actuales.
“Es genial poder usar telescopios en la Tierra para estudiar el clima de un mundo a más de 2.500 millones de millas de distancia”, dijo el investigador Carlos Alvarez del Observatorio Keck. “Los avances en tecnología y observaciones nos han permitido restringir los modelos de la atmósfera de Neptuno, que son clave para comprender la relación entre el clima del gigante de hielo y el ciclo solar”.
Publicación de la investigación en la revista. Ícaro.
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