El primer ministro japonés, Fumio Kishida, se retira de la carrera por el liderazgo del Partido Liberal Democrático tras la caída de su popularidad y los escándalos.
“Para lograr este fin es importante celebrar elecciones transparentes y abiertas y un debate libre y sólido. El primer paso más obvio para demostrar que el PLD cambiará es que me haga a un lado”, dijo.
Kishida (67 años), en el cargo desde octubre de 2021, asistió a un fuerte descenso de su popularidad y la de su partido en las encuestas de opinión, en respuesta al aumento de los precios que afectó a las rentas de los japoneses y a varios escándalos.
En noviembre, Kishida anunció un paquete de estímulo de 17 billones de yenes (más de 100 mil millones de dólares en ese momento) en un intento de aliviar las presiones inflacionarias y salvar su cargo de primer ministro.
Pero eso no lo hizo menos impopular, ya sea entre los votantes de la cuarta economía más grande del mundo o dentro de su propio partido.
Además de la inflación –un fenómeno desconocido e indeseable para los votantes japoneses– el crecimiento se ha desacelerado, contrayéndose un 0,7% en el primer trimestre.
A pesar de cierta recuperación en las últimas semanas, el yen sigue siendo una de las monedas de peor desempeño del mundo, lo que facilita la vida a los exportadores pero hace subir los precios de las importaciones.
En teoría, Kishida podría haber permanecido en el poder hasta 2025, y se ha especulado que podría convocar elecciones anticipadas para fortalecer su posición.
Pero la NHK informó que cada vez hay más voces dentro del PLD que creen que el desempeño electoral del partido bajo el liderazgo de Kishida será pobre. En abril, el partido perdió tres elecciones parciales.
Kishida decidió saltar porque sabía que perdería la batalla por el liderazgo, dijo Koichi Nakano, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Sofía.
“No logró unificar filas dentro del PLD”, dijo Nakano.
Y añadió: “Para el líder del Partido Liberal Democrático, permanecer en el poder tres años es más tiempo que la media”.
Antes del miércoles, varias figuras habían aparecido en los medios locales como posibles rivales de Kishida, incluido el ministro de Digitalización, Taro Kono, y la ministra de Seguridad Económica, Sanae Takaichi.
El periódico Yomiuri informó que algunos miembros del Partido Liberal Democrático tienen grandes esperanzas en Shigeru Ishiba, ex segundo al mando del partido, y Shinjiro Koizumi, ex ministro de Medio Ambiente e hijo del ex primer ministro Junichiro Koizumi.
Kishida se ha puesto del lado decisivo de Ucrania desde la invasión rusa, dando la bienvenida al presidente Volodymyr Zelensky a la cumbre del G7 en Hiroshima y visitando Kiev.
Bajo Kishida, Japón también se ha comprometido a duplicar su gasto en defensa hasta el nivel de la OTAN del 2% del PIB para 2027.
Estados Unidos alentó a ambos países a enfrentar una China cada vez más agresiva, un gran cambio para Japón después de décadas de estricto pacifismo.
El presidente estadounidense, Joe Biden, recibió a Kishida en la Casa Blanca en abril, cuando los dos países anunciaron una “nueva era” de cooperación.
En cuanto al clima, Kishida prometió en la COP28 en diciembre que Japón no construiría ninguna central eléctrica alimentada con carbón que estuviera “fuera de servicio” o careciera de medidas para reducir las emisiones.
Los críticos dijeron que las tecnologías necesarias, como “encender” carbón con amoníaco o capturar y almacenar emisiones, no han demostrado ser efectivas a gran escala.
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