Cápsulas de plantación emergentes para ayudar a los colonos a cultivar en Marte
como un friki, Barbara Belvezzi, una niña amante de la naturaleza que creció en Francia, soñaba con la vida en otros planetas: cúpulas gigantes llenas de vegetación exuberante y flores exóticas como las que pintó en las paredes de su dormitorio. Pero la vida adulta fue seductora: estudió finanzas y negocios y construyó una carrera invirtiendo en “tecnología profunda”: VC habla de compañías cuyo progreso depende de las innovaciones en ciencia o ingeniería.
En 2014, cofundó Hardware Club, una firma de inversión dedicada a productos físicos, conectados y robótica. Ahora, está haciendo realidad sus fantasías infantiles como fundadora y directora ejecutiva de Laboratorio interestelar– que se ha fijado el ambicioso objetivo de construir cápsulas inflables que puedan albergar vida en otros planetas. “Tuve que aprender mucho sobre el espacio, el soporte vital, la agricultura y la arquitectura para comenzar esto”, dice.
Belvezzi dice que la compañía, que fundó en 2018, tiene como objetivo “crear las condiciones climáticas y atmosféricas ideales para la vida”, ya sea en la Tierra, en órbita o en la superficie de otros mundos. El propósito no es solo apoyar el objetivo amado por los multimillonarios de convertirse en una especie “multiplanetaria”, sino también mejorar las cosas aquí en la Tierra. Belvezi dice que la tecnología que su empresa está desarrollando podría abordar problemas como la escasez de alimentos y la pérdida de hábitat.
El primer producto de Interstellar Lab es el BioPod, un domo inflable en el que la temperatura, la humedad y el contenido de oxígeno y dióxido de carbono del aire pueden monitorearse y controlarse cuidadosamente. Con su exterior completamente blanco y su techo translúcido, parece una versión reducida de The Eden Project, o algo sacado directamente de las páginas de ciencia ficción de la década de 1970. “Es un invernadero autoevolutivo súper sofisticado”, dice Pelvese.
La versión terrestre del BioPod consta de una base compuesta, como el casco de un barco, llena de equipos electrónicos e hidráulicos para controlar el entorno. En interior, está equipado con hidroponía o equipo de hidroponía para cultivar plantas sin suelo. Recicla el agua y filtra la luz solar a través de la película transparente. Un spray de fertilizante líquido, diseñado específicamente para las plantas que se cultivan, proporciona nutrientes. El algoritmo monitorea y ajusta las condiciones para optimizar el crecimiento de las plantas.
Interstellar Lab está trabajando actualmente en un prototipo a gran escala, que está construyendo en su almacén cerca de París. También está probando plantas raras y difíciles de cultivar, como la vainilla de Madagascar. Al recrear su entorno natural en un contenedor sellado, los agricultores pueden cultivar la planta cerca de donde se necesita, en lugar de cosechar las vainas y enviarlas por todo el mundo de formas potencialmente insostenibles.
La compañía afirma que BioPod puede reducir el uso de agua en un 98 por ciento, reducir las necesidades de energía en un factor de 20 y mejorar los rendimientos. Los pedidos anticipados en el piso, y ha habido docenas de ellos, provienen de proveedores de alimentos, compañías de cosméticos y compañías farmacéuticas cuyas cadenas de suministro están bajo una presión cada vez mayor.
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